Lo sabría yo

En algún momento de mi vida,
trabajé en una empresa,
que creó una sección
dentro del departamento de ventas,
dedicada a reconocer y premiar
la fidelidad de sus clientes.
Tuve la oportunidad de dirigirla,
y te cuento que los premios eran increíbles.
Había una neverita para el carro
que me encantaba,
y que solicité a mi jefe, sin éxito alguno.
Cierto día, en la soledad de mi oficina,
vino una idea a tentarme,
susurrándome al oído...
“No seas boba,
deja de rogar para conseguirla,
simplemente cógela;
al final de cuentas...
tú eres quien maneja todo
y nadie se dará cuenta...”
Reconozco que por un instante,
contemplé la idea;
quizás de esa forma, comprendí,
lo que le sucede a mucha gente;
pero al instante siguiente,
la respuesta llegó con voz fuerte,
firme y convincente:
¡Lo sabría yo!
y eso, fue más que suficiente.

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