La sinceridad, es esa capacidad,
de ser tal como somos,
sin tapujos ni artimañas,
sino en la sencillez de la autenticidad.
Ser sincero implica valor,
el valor de SER
sin temor a lo que eso genere
a nuestro alrededor.
Ese valor,
que en muchos aspectos de la vida,
ha brillado por su ausencia,
al ser reemplazado
por infinidad de temores,
que lo único que hacen es anularnos,
y hundirnos en la infelicidad.