1- Nacemos, crecemos,
nos desarrollamos.
2- Al transformarnos en adultos,
aprendemos muchas cosas,
construimos hogares y familias,
hay mucha energía y poca experiencia.
3- Con el tiempo
vamos consolidando
nuestra personalidad,
concretando objetivos,
definiendo caminos,
y construyendo vidas.
4- Finalmente llegamos a la madurez,
donde disfrutamos la experiencia:
se han medido los impulsos,
se ha templado el carácter,
se han manejado las emociones,
y se ha aprendido a manejar la energía.
5- En esta última etapa,
todo se ve diferente,
quizás, porque nos encontramos
más cerca del cielo, que de la tierra.