Vivir en paz o en conflicto es una decisión
Se cree que la paz, como la felicidad y el amor son estados esquivos, casi imposibles de alcanzar.
¿Cuántos de nosotros los hemos anhelado, cuántos los hemos saboreado… y cuántos más los hemos dejado de tener, al alejarnos de las condiciones que los propician?
La paz, la felicidad y el amor provienen de nuestro interior, son estados naturales del alma; por lo tanto, no podemos pretender, que el entorno que nos rodea nos los brinde.
Por su parte el conflicto, la insatisfacción y la ignorancia de un ego inmaduro, también son estados internos, alimentados por la mente, a través del resentimiento y la baja autoestima, que los hace ser el terreno propicio para cultivar el odio, la violencia y la pobreza interior.
¿De quién depende entonces alcanzar unos u otros, cuando son el fruto de una decisión? Decisión que se ve afectada por el estado de consciencia y de evolución espiritual de cada quien.
Mientras no exista una consciencia clara y serena, expresión de toda alma pura que vibra en el amor; vivir en paz y en la plenitud que estar en armonía brinda, será un estado inalcanzable; no por que sea imposible, sino porque las condiciones para ello no se dan.
La paz, la felicidad y el amor nos permiten crecer, desarrollarnos y construir. La violencia, el odio y la falta de amor… destruyen, dividen y causan dolor y sufrimiento.