¿Cómo estar bien?

¿Cómo estar bien?

¿Cómo estar bien?

Estar bien, en un mundo lleno de conflictos, de intereses cruzados, de riesgos, temores, angustias, preocupaciones, y sobre todo, de esa gran incertidumbre que todos tenemos ante el presente y el futuro, no es nada fácil; más aún, cuando cada quien trae consigo, su propio equipaje para reciclar; y al decir reciclar, nos referimos a transformar.

Vivimos en un mundo interior, alimentado por un mundo exterior, que para nada es fácil de digerir. Nos movemos en extraños círculos, que nos llevan de un extremo a otro, a experimentar las diferencias, los opuestos, la competencia, la superación personal, los retos y desafíos… y hasta el significado de la vida, del amor, de la libertad y mucho más, con el fin de encontrarle sentido al existir.

Estar bien, es estar en armonía, en equilibrio; es sentirte en paz y bienestar; lo que no es nada fácil, con todo ese cúmulo de energías adversas rondado por doquier, ¿verdad?

Hablamos entonces del poder de la mente y del poder del pensamiento, en la creación de nuestras propias realidades; en la importancia de cultivar una actitud adecuada; en que todo en la vida, es una decisión; y llegamos a la conclusión, de que estar bien, no sólo es una decisión, sino el fruto de cultivar una actitud mental positiva.

Suena fácil, ¿verdad? Sin embargo, del dicho al hecho hay mucho trecho; en especial, cuando estamos pasando por momentos difíciles, momentos de cambio, de cuestionamiento, de reflexión y de crecimiento.

Cómo estar bien, cuando tu mente, alimentada por la información que recibes del mundo exterior, y complementada por las conclusiones que obtienes en tu mundo interior, te vende escenarios de tristeza, de soledad, de abandono y desamor.

¿Cómo estar bien… cuando te sientes mal?

Pues bien, hay dos opciones: una, te comes el cuento que te vende tu mente y sucumbes a la dolorosa realidad que crea, aislándote y sufriendo irremediablemente, porque al creerle, le has permitido crear esa realidad; o dos, replanteas tu situación, y a pesar de que no es fácil encontrarle la comba al palo, tomas el reto y eliges crear tu propia realidad. La realidad que tú quieres tener, no la que te vende el mundo que te rodea, ni la que anhela en su inconsciente, tu ideal mundo interior.

¿Qué harás? Porque lo único que importa al final de cuentas, es que puedas estar bien…

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¿Por qué nos duele todo?

¿Por qué nos duele todo?

¿Por qué nos duele todo?

El dolor está cada día más presente en cada uno de nosotros, como respuesta a esos estímulos físicos, mentales y emocionales, que en este siglo XXI, ya no están relacionados con la edad, sino con las experiencias que vivimos diariamente; experiencias que están cargadas de tensión, de estrés y de exigencias, que ya sean reales o imaginarias, nos afectan a todos.

Como experta que he sido, en experimentar el dolor en todas sus manifestaciones, me atrevería a hacer una analogía, entre el dolor y el reflejo, como el que se presenta cuando el médico nos da un suave golpecito en la rodilla y la pierna reacciona con un movimiento involuntario, ¿te acuerdas?

Bueno, a mi manera de ver, el dolor ya sea físico, emocional, mental o espiritual, es una reacción o respuesta a un estimulo, que no siempre logra ser entendido por nosotros, y que se manifiesta como una sensación de molestia, incomodidad, malestar y/o sufrimiento.

Algo parecido a lo que debe experimentar el motor de un carro, cuando vamos a 120km por hora e inesperadamente le damos marcha atrás… me imagino que si no se funde, queda bastante afectado, ¿verdad?

Así mismo sucede con nosotros, cuando estamos afectados por algo que cambia radicalmente en nuestra vida y no logramos asimilarlo como corresponde.

El dolor, es la forma en que tu ser expresa, que una experiencia vivida, no fue procesada adecuadamente; y por procesada nos referimos, a que no fue recibida, comprendida, digerida, asimilada y capitalizada en aprendizaje, como era su objetivo inicial; sino que al sufrir tan fuerte impacto, el fluir de la experiencia para ser procesada, fue impedido, creando conmoción, caos, y esa reacción, que conocemos y sentimos como dolor.

Todos sabemos, que el dolor que nos aqueja hoy en día, es el dolor físico; sin embargo, lo que tal vez no todos sepan, es que ese dolor que hoy en día se manifiesta en tu cuello, en tu espalda, en los brazos y piernas, o en cualquier parte de tu cuerpo afectado por la enfermedad, es el reflejo de ese dolor emocional que has alimentado a lo largo de tu existencia, y que ahora, acumulando y acomodado en diferentes partes del cuerpo, sale a la superficie, que es tu cuerpo físico, para pedirte a gritos, que hagas algo para liberarlo.

El dolor que siente tu cuerpo, es el dolor que ha sentido tu alma; es el dolor que ha sentido tu corazón, alimentado por tu pensamiento; que al no poder procesar lo sucedido, crea registros de malestar y sufrimiento... Algo así como la piedrita en el zapato, que de una u otra manera, te está rogando que la saques de ahí. Porque el dolor que sientes, no está en tu corazón, sino en tu mente; y cuando tu mente comprende, tu corazón se alivia; y cuando tu corazón se alivia y entra en paz y en armonía, tu cuerpo también se alivia.

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¿Por qué nos sentimos tristes?

¿Por qué nos sentimos tristes?

¿Por qué nos sentimos tristes?

La tristeza, es una de las emociones más comunes en el ser humano, que experimenta constantemente esa sensación… de vacío, dentro de su corazón. Sí, estar triste, es como si la vida estuviera estrujando, arrugando y limitando tu corazón, a su mínima expresión, robándote toda posibilidad de felicidad, realización, satisfacción, éxito, alegría y esperanza…

Nos sentimos tristes, cuando no logramos lo que queremos y cuando dejamos de tener lo que teníamos… en resumen, cuando las cosas no resultan como esperábamos o como queríamos…

Imagino que conoces la tristeza ¿verdad? Pues viene como parte del paquete, que te dan al momento de nacer; ese paquete que te acompaña toda la vida, incluso, hasta en el momento de partir.

Tristeza… uno de los sentimientos más poderosos que existen, pues anula por completo tu posibilidad de ser feliz. Te sume en la derrota, empañando completamente tu visión de la vida; ocultando las oportunidades, contaminando tu mente y tu corazón con pesimismo; nublando tu razón y despertando en ti, pensamientos y sentimientos, que si no cuidas, te pueden llevar a la destrucción total.

Parece tan pequeña e insignificante, ¿verdad? Sin embargo, es el principio de la depresión; y a través de ella, de la misma aniquilación de tus sueños, de tu potencial, de tu ser y hasta de tu propia vida, si le das rienda suelta y le dejas avanzar.

Nos sentimos tristes, porque la vida, las personas y las situaciones que vivimos, no son como creíamos que serían; nos sentimos tristes, porque inconscientemente esperábamos algo, y en ese esperar algo, es donde radica la clave para superarla.

Pienso que al no esperar nada, recibimos lo que la vida nos trae, con gratitud y alegría. Al no esperar nada, nos sentimos afortunados; y al sentirnos afortunados, le abrimos las puertas, a esa plenitud, que llamamos felicidad.

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¿Te dejas contaminar por los demás?

¿Te dejas contaminar por los demás?

¿Te dejas contaminar por los demás?

Porque en ocasiones la tentación a volvernos “malos”, entre comillas, es grande; en especial cuando nos sentimos heridos, utilizados e indignados por sus acciones; y es entonces, cuando por un momento, pensamos en ser como ellos y en devolverles con su misma moneda.

No sé tú, pero yo lo he contemplado en diferentes ocasiones de la vida… Es como si en esos momentos quisiera volverme mala, ruin, indiferente y cruel, olvidando mi esencia y lo que en realidad soy…

Gracias a Dios esos momentos son breves y al final llego a la conclusión, de que no tiene sentido perder lo bueno que hay en mí, al retroceder y volverme alguien que no soy.

Afortunadamente, en esos momentos, he podido ser consciente de mi propia naturaleza y de lo absurdo que sería perder mi verdadera esencia, que es bellísima, para volverme un ser horrible, que puede lastimar a otros.

Así es que, sí; no podemos controlar lo que los demás hacen o dejan de hacer; no podemos evitar que sus acciones u omisiones nos toquen, haciéndonos sentir emociones; pero sí podemos elegir, cómo reaccionaremos y responderemos ante ello.

Podemos elegir tomar esos carboncitos al rojo vivo que nos envían, y quemarnos; o esquivarlos y dejarlos pasar sin causarnos daño; porque dejar de ser quienes somos, para convertirnos en algo peor, no es opción.

Así es que, ¿cómo te ha ido a ti?
¿Lograste vencer la tentación… o sucumbiste a ella?
Porque cada uno de nosotros cultiva su propia esencia; y esa esencia, es nada menos, que lo que predomina en nosotros y hace que seamos quienes realmente somos.

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La clave del éxito

La clave del éxito

La clave del éxito

Todos quisiéramos tener una buena vida, salud, dinero y amor; llegar a construir un hogar, crear una familia y hacer realidad nuestros sueños; sin embargo, no todos logran tener lo que anhelan y terminan su vida en forma mediocre, sintiendo que no lo lograron; y que al final, tuvieron que conformarse con lo que la vida les dio.

Algunos creen, que el éxito radica en el poder, en la fama y el dinero; otros, que consiste en el logro de sus objetivos; y algunos más, que el éxito consiste, en nunca darse por vencido. Así es que como puedes ver, el concepto varía, de acuerdo a los ideales y principios que motivan a cada quien.

Sin embargo, tener éxito, no siempre significa lograr lo que se quiere; es más, muchas veces tener éxito, ni siquiera esta relacionado con los resultados que se espera obtener, sino con algo más sutil e intangible, que está oculto en el interior del alma y que se expresa en el esfuerzo, la dedicación, la perseverancia y el amor, que impulsa ese anhelo constante, por no dejarse vencer.

Tener éxito, es tener fe y confianza en lo que aun no se ve, porque está en proceso de creación; es dejarse guiar por la invisible convicción, en un ideal, que se va construyendo a través del tiempo y de la vida.

Tener éxito, es amar profundamente ese ideal, es creer en él a pesar de las tormentas y de los aparentes… nulos resultados; es arar en el desierto, sin dejar de creer, en que algún día florecerá.

  • Tener éxito es no desistir, es perseverar y ser constante en el ideal.
  • Tener éxito es amar lo que se hace, vivir en compromiso consigo mismo y aportar ese granito de arena, que nos corresponde dar a cada uno.
  • Tener éxito no es ser conocido y reconocido por el mundo entero, es saber quien eres y por qué y para qué existes.

Tener éxito, no tiene nada que ver con pompas y platillos, ni con premios y cimas alcanzadas; tener éxito, es tener las cuentas claras; es despertar cada mañana con esperanza, gratitud y amor, para dejar la mejor huella de ti en cada creación. Tener éxito es vivir en paz, amando a cada ser y viendo en él, la expresión viva de dios.

Tener éxito, es realizarte como el ser que eres; es vivirte a plenitud; es comprender con consciencia el valor de tu existencia y hacer de ella, el mejor ejemplo que se pueda dar. La clave del éxito, es mucho más sencillo de lo que puedas pensar… porque no esta en los resultados que puedas obtener, sino en la experiencia, que la aventura, te puede brindar.

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