La energía, en su recorrido,
desde su origen hasta nosotros,
como seres humanos,
pasa por la mente,
como primera estación,
en su proceso de transformación.
De ahí su gran importancia y relevancia,
en la calidad del producto final que ofrece;
ya que de la calidad del pensamiento,
depende la calidad del sentimiento,
y por consiguiente,
la calidad de las acciones
y resultados de la vida misma.