El dolor que sentimos
no está en el corazón,
sino en la mente

En uno de mis procesos de regresión,
sanando los registros de la experiencia,
me sorprendió descubrir,
que no existía registro alguno,
de dolor o de tristeza,
por la muerte de mi pareja,
en esa vida.
En aquella ocasión,
mi pareja murió de cáncer y sufría mucho;
la muerte la liberó de su sufrimiento,
y por eso en mis registros vivenciales,
no existía tristeza o dolor por su partida,
tan sólo gratitud y amor.
Mi guía interior
me ayudó a comprender,
que cuando amamos a alguien,
no queremos que sufra,
por lo tanto, no había dolor y sufrimiento
por su partida, sino amor y gratitud,
por su descanso.
Confirmando así,
“que el dolor y el sufrimiento que sentimos,
no está en el corazón, sino en la mente”.

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