Y empieza a ver lo bueno de las cosas,
de las personas, de las situaciones
y circunstancias que vives.
Recuerda que cada una de ellas
se manifiesta a ti,
de acuerdo al lente con el que la ves;
por lo tanto, bajo un ángulo relativo.
Empieza a ver,
en cada instante de tu existir,
la presencia de algo más, quizás,
de ese estado de consciencia universal,
que hace que todo sea perfecto.