¡Las palabras tienen poder!

Cuando no se coincide con alguien,
las palabras y el tono de voz cambian;
vienen las indirectas directas,
las quejas, que al subir de tono golpean,
ofenden, hieren y rasgan el alma,
destruyendo lo que más se ama.
Tomar consciencia de esto,
me invita a ser más sutil,
para que mis palabras no lastimen,
ni con el pétalo de una flor,
ya que tienen poder,
para construir o para destruir.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *