Supongo que conoces la tristeza
y que te ha acompañado muchas veces,
cuando las cosas han sido
diferentes a lo que esperabas,
querías o suponías que debía ser.
Lo que de pronto no sé si sabes,
es que la tristeza no viene sola,
que tiene amigos,
y que van a donde ella va.
Entre ellos, el dolor, la desilusión,
la frustración y la desesperanza,
son los más leales.
La cuestión es que su presencia
nos contamina y hace sentir mal,
afectando nuestra salud física,
emocional, mental, espiritual y energética.
Aceptar y asumir esos sentimientos
y emociones negativas,
como parte de tu realidad;
es el primer paso.
Transformarlos en luz y en amor,
es el siguiente, y el que te permitirá,
retomar la armonía y equilibrio perdidos.