Para sanar es fundamental
reconciliarnos con nosotros mismos,
reconciliarnos con las acciones
que hemos tenido hacia los demás,
y reconciliarnos con las acciones
que los demás han tenido hacia nosotros.
La reconciliación
es un acto de comprensión
con el corazón, no con la mente,
que permite ver la situación
con total claridad y objetividad,
descargando el dolor y el sufrimiento,
que hayamos guardado,
como herida, mal entendido u ofensa.
Esta reconciliación se realiza
hablando y explicando a tu ser interior,
y al ser interior
de las personas involucradas,
(en caso de que hacerlo personalmente,
implique abrir nuevas heridas),
que lo sucedido no fue intencional,
sino fruto de una ignorancia temporal,
que lamentamos y quisiéramos reparar.
