¿El alma se enferma?

¡Sí, desafortunadamente sí!
El alma, al ser una proyección del espíritu,
se puede desplazar a través
de los diferentes planos,
adaptándose a ellos,
para el buen logro de su experiencia;
lo que le hace vulnerable a contaminarse,
y entre comillas a enfermar.
Se contamina con pensamientos negativos,
que a su vez producen
sentimientos y acciones negativas;
que como una costra,
fruto de heridas sin sanar,
distorsionan su percepción,
oscureciendo su esencia de luz,
conduciéndole al dolor y al sufrimiento;
y lo que es peor, al desamor,
la desarmonía y el desequilibrio.

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