¡Vive!

Como si fuera tu primer y último día;
que tu trabajo sea dar amor,
y tu misión ser alegría.
¡Vive!,
pero vive de verdad,
no por inercia o casualidad.
Siente la vida penetrando tus poros,
llenando tu cuerpo y alimentando tu ser;
vuélvete vida, sé plenitud;
y mientras lo haces,
agradécele a Dios por la vida
y por su presencia en ella;
porque eso, es estar en el mismo cielo.

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