Todo tiene una razón y un propósito

En cierta ocasión,
un humilde hombre llamado Juan,
fue a visitar a Dios
con el fin de que le cambiara su cruz,
ya que al parecer, no podía más con ella.
Dios, llevándole a un gran salón
lleno de cruces, le dijo:
- Escoge la que quieras.
Juan se midió una y otra, y otra más,
sin encontrar la adecuada.
Finalmente, decepcionado,
tomo nuevamente su cruz
dándose por vencido,
y fue entonces cuando se dio cuenta
de que era la precisa,
la que se ajustaba perfectamente
a sus fuerzas.
Toda prueba, para no decir cruz,
tiene una razón y un propósito,
no lo olvides,
ya que fue diseñada especialmente
para cada uno de nosotros.

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