Cuando sientas
que estás a punto de desfallecer,
golpeado y abatido
por las situaciones de la vida,
y sin fuerzas para continuar;
refúgiate en esa consciencia universal
que llamamos Dios,
y abriéndole tu corazón,
recibe su renovadora energía
de amor, confianza y sabiduría.
Padre, necesito de tu ayuda,
se me acabaron las fuerzas
que me habías dado la última vez
y necesito nuevas fuerzas
para poder continuar.
A veces como hoy,
las cosas parecen más difíciles de lo normal;
me siento abatida, triste y afligida;
como si la vida pretendiera vencerme...
por favor ayúdame, no puedo más…
Me acojo y refugio en ti,
confiando en tu misericordia.
