Si tuviéramos un espejo a mano

Nos daríamos cuenta,
de lo diferentes que nos vemos
cuando estamos enojados, tristes,
preocupados… o simplemente aburridos;
y de cómo nos iluminamos
y vemos hermosos,
al sonreír, al amar y al agradecer.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *