Nos resulta difícil ser felices

¿Por qué será que nos resulta tan difícil ser felices?

¿Por qué será que nos parece tan difícil ser felices,si ser feliz es el anhelo que tenemos todos? Sin embargo, parece algo inalcanzable y difícil, ¿verdad?
Más aún, cuando lo relacionamos con los resultados que esperamos, o con otros sentires, como la alegría o la satisfacción, incluso la realización; sentimientos de júbilo y de contento, que se presentan cuando las cosas resultan como queremos; cuando ese estado maravilloso que llamamos felicidad, pues… es algo muy diferente.

Hasta el momento hemos pensado, que la felicidad es un estado pasajero; y sobre todo, difícil de alcanzar. Se nos ha dicho, que después de un momento de felicidad, vienen lágrimas y sufrimiento, así es que hasta miedo le da a uno, ser feliz. Sí, como si fuera malo ser feliz.

Se nos inculcó también la creencia, en que la felicidad está relacionada con los resultados. O sea, sí todo resulta como yo quiero, estoy feliz; pero si no, entonces estoy triste; como si la felicidad, fuera la recompensa o el fruto o resultado de nuestras acciones; lo que condiciona aún más el llegar a alcanzarla, porque nos lleva a creer, que hay que luchar y trabajar duro por ser felices.

Sí, se creó todo un mito alrededor de la felicidad, no entiendo por qué; tal vez con el fin de que nos sintiéramos mal, tristes, abandonados o no merecedores del bienestar y la armonía que nos corresponde, como los hijos de Dios que somos.

Lo que me lleva a pensar, que si la felicidad es un estado natural del alma y natural significa, propio del alma; el alma ya es feliz, porque esa es su naturaleza. Así es que, si todos tenemos un alma que habita este cuerpo que hoy tenemos, y la felicidad es ese estado natural del alma, pues ya tenemos la capacidad de ser felices, ¿no crees?

Sin embargo, ¿por qué entonces, nos sentimos tan ajenos a ese sentir de felicidad, tan distantes de esa posibilidad, y sobre todo, tan equivocados, respecto a lo que significa ser felices?; ¿Será que olvidamos que somos hijos de Dios, que merecemos estar bien? ?Será que las costras del dolor y el sufrimiento que vivimos, han ocultado ese sentimiento y esa posibilidad de ser felices? ¿Será, que nos seguimos sintiendo pecadores, y por lo tanto, indignos y no merecedores de ser felices?

Reflexionemos sobre estas preguntas, y comprendamos que Dios es amor, y que somos parte de Dios; por lo tanto, también somos amor; y comprendiendo esto, empecemos a vernos con más comprensión y más ternura; porque ese estado de felicidad, que es propio del alma, no es más que la presencia de Dios, en cada uno de nosotros; y ser conscientes de esto, es lo que produce ese mágico estado, que conocemos como felicidad.

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