Lo que pasa es que son muchas
y variadas las formas,
en las que Dios nos responde;
y no necesariamente,
lo hace en el tiempo
y en la forma que esperamos.
Muchas veces,
las cosas por las cuales pedimos,
no se solucionan como quisiéramos,
como en el caso de las pérdidas;
pero Dios, nos da el consuelo
y la fortaleza para sobrellevarlas.
Otras veces,
Dios nos permite ser sus manos,
sus labios, sus ojos y su corazón,
para proporcionar a alguien
la ayuda que necesita;
y otras veces simplemente,
nos da lo que pedimos.
Pero de lo que sí estoy
completamente segura,
es de que siempre nos responde.