La razón de tus emociones

La razón de tus emociones

¿Sabías que todo lo que vives, queda registrado bajo la forma de emociones?

Sí. Y además va quedando guardado en diferentes partes de tu cuerpo, que hace las veces de armario; archivándose en innumerables cajoncitos, destinados para esto.

Sí, no te sorprendas; lo que vives no lo guardas en la nevera ni el el closet, como harías con las cosas materiales que adquieres. Lo que vives es muy importante, ya que es lo único que te vas a llevar al partir; y lo vas guardando en tu interior.

Algunos de estos cajoncitos, se vuelven favoritos… como el estómago, la espalda, los hombros, las rodillas, la vesícula, la matriz… en fin; cada quien tiene sus cajoncitos favoritos, que cuando se recargan y están a punto de quebrarse, empiezan a doler y a molestar. Supongo que has experimentado las consecuencias, de guardar cosas que no sirven, ¿verdad?, no sólo quitan espacio, sino que contaminan y deterioran; en este caso, nuestra salud.

Las emociones en el cuerpo

Así es que cada experiencia que vives, queda registrada bajo la forma de emociones; es por eso que cuando te preguntan… cómo te fue con tal o cual persona; o en tal o cual situación, respondes: - Estuve feliz, o triste; aburrido, molesto, desesperado, etc. Expresamos lo vivido, de acuerdo a los sentimientos y emociones, que cada experiencia deja en nosotros.

Ahora bien, esas emociones, resultado de lo vivido, a veces son positivas y a veces no; y es ahí donde debemos prestar atención y tener cuidado, porque en cada instante que vivimos, vamos creando el equipaje que nos llevaremos mañana, al cambiar de vida; y es muy importante, poder transformar lo que no sirve; esos registros negativos: emociones pesadas… de dolor, tristeza, sufrimiento, angustia, inseguridad o desamor, antes de partir; con el fin de que lo que llevemos a nuestra nueva morada, sea lo mejor de lo mejor.

Ser consciente de las emociones que creamos, no sólo nos ayuda a elegir mejor nuestra respuesta ante lo vivido, sino a cuidar su calidad, transformando lo negativo en amor y gratitud; con el fin de llevarnos, sólo lo que nos enriquece.

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