La insatisfacción y las tristezas,
generan inconscientemente
vacíos interiores,
que reflejan la inseguridad que sentimos,
ante el futuro, la vida…
las relaciones y nosotr@s mism@s.
Estos factores combinados,
nos llevan inconscientemente
a comer compulsivamente,
con el ánimo de llenar esos vacíos.