La magia de la transformación

Observar los constantes cambios,
donde lo que fue, ya no es,
y lo que pensamos que sería,
tampoco lo fue;
confirma que el tiempo,
así como las personas,
situaciones y circunstancias, pasan.
Que las relaciones cambian,
que nosotros cambiamos,
ya que lo que antes nos gustaba,
ya no nos gusta;
y lo que nos interesaba,
ya no nos interesa.
Que los niños crecen,
las personas mueren
y las vidas cambian...
Si así funcionan las cosas aquí,
¿por qué nos empeñamos
en amargarnos la vida,
cuando las cosas están bien?
¿Por qué no disfrutar lo que tenemos,
cuando lo tenemos y mientras lo tenemos?

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