Comprender,
que todos estamos en la misma barca;
que ninguno de nosotros se las sabe todas;
que todos somos humanos
y por lo tanto susceptibles a sufrir;
que nadie es mejor ni peor que nadie,
sino que simplemente somos diferentes...
Que todos somos seres espirituales,
bajo una forma humana,
que nos permite aprender
de las experiencias...
en este mundo físico,
material y pasajero,
y que todos tenemos asegurada,
la muerte, pero no la vida;
debería ser suficiente razón,
para amarnos los unos a los otros;
y para tener claro y consciente,
el propósito en común que nos une:
“Conocernos, para conocer a Dios”,
“Comprendernos, para comprender a Dios”
