Ante algunas tendencias filosóficas,
que recomiendan las afirmaciones falsas,
como medio de creación
de una mejor realidad,
a través del repetir:
“estoy bien”, “estoy bien”...
cuando en realidad uno se siente mal...
O de responder a la pregunta:
¿cómo estás?,
con un “divinamente”, o “excelente”;
cuando tampoco es real,
nos preguntamos...
¿cómo una mentira,
puede crear una verdad?