El amor... antídoto universal

Recuerdo cuando mi corazón herido, pretendió odiar...
tan sólo era el esbozo
de un odio pequeñito,
pero quemó mi alma,
como si fuera enorme.
Entonces comprendí
que el único antídoto posible,
era el amor...
sólo que en ese instante, no lo tenía.
Pensé en dónde conseguirlo
y recordé a Dios,
fuí ante Él, y le dije...
“Señor, mira mi corazón herido...
por favor dame el amor,
que necesito para sanar...
y dámelo también para las personas,
que hoy quisiera odiar”.
Recuerdo que durante 3 años
pedí amor para mí y para ellos;
el resultado fue asombroso,
amor en abundancia.
Haz el ensayo, si me resultó a mí,
no veo por qué, no ha de resultarte a ti.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *