Cuando los demás,
y en especial nuestros hijos, se equivocan
“El que esté libre de culpa,
que tire la primera piedra”.
Al ser expertos en cometer errores,
no estamos en condiciones
de juzgar a nadie.
En el caso de los errores ajenos,
y en especial,
de los errores de nuestros hijos,
que están aprendiendo a vivir;
se exige de nuestra parte,
una mayor comprensión y apoyo.