Aprendamos a agradecer

En especial,
cuando ni siquiera hemos pedido
lo que se nos da.
La ignorancia es atrevida,
y nos hace desagradecidos,
necios, testarudos y tontos,
cuando no entendemos,
la razón y el propósito de cada situación.
Sin embargo,
Dios en su infinito amor y sabiduría,
sabe lo que necesitamos y nos lo da,
a pesar de que protestemos,
lo rechacemos, ignoremos
y muchas veces descartemos.
Presta atención
a los regalos de la vida;
quizás mañana logres valorar,
lo que hoy no aprecias.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *