Somos como las aves del campo

A veces nos sentimos perdidos,
desamparados en la jungla del mundo;
solos, frágiles e indefensos,
ante los atropellos de los demás,
que sumidos en el egoísmo
de su ceguera personal,
ignoran nuestros sentimientos,
rompiéndonos el corazón.
Sin embargo,
como la hierba y las aves del campo,
seguimos sostenidos por la mano de Dios,
que en su infinito amor,
nos devuelve las fuerzas perdidas,
y aviva la llama de la esperanza,
dándole sentido a nuestro existir.
¡Recuérdalo siempre!

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