¡Así es que ayúdate!
y comienza a ver todo lo que tienes,
para utilizarlo en tu beneficio
y en el de los demás.
Cuando ignoras lo que se te ha dado,
aceptas vivir en escasez,
y atraes el sufrimiento y el abandono;
despreciando el amor y la generosidad
de Dios hacia ti,
labrando así tu propio destino.