Relación de pareja

¿Satisfech@ con tu relación de pareja?

Las relaciones en general son una lotería, o no?

Empezando por la relación consigo mismo, que la mayoría de las veces se toma bastante tiempo, en lograr reconciliarnos con nuestras propias diferencias; origen de nuestros principales conflictos: “ser más alto/a, más delgado/a, menos tímido/a, más sociable, más atractivo/a, seductor/a, sexi, sensual, etc”; para finalmente, lograr llegar a valorarnos, a respetarnos y sobre todo, a amarnos verdaderamente.

Así es que, si no es fácil relacionarnos con nosotros mismos, imagínate lo que es, relacionarnos con alguien más; especialmente cuando su presencia nos mueve el piso, nos hace sentir mariposas en el estomago, y activa nuestra maquina de sueños: “mente”, que anhela empezar a hacerlos realidad.

No acabamos de decir “hola”, por primera vez en la vida y ya nuestra mente esta fabricando extraordinarias películas, que van desde ese mágico instante en el que le vimos por primera vez, hasta el anhelo que tuvimos de un segundo encuentro, que mágicamente se convierte en tercero y cuarto… convirtiéndose en ese romance maravilloso, que nos lleva a soñar con casarnos, con vivir juntos, tener hijos, una mascota y sobre todo, a querer estar juntos por siempre, como en los cuentos de hadas, donde el príncipe azul es el galante caballero, que salva a la dulce princesa de su hechizo y viven felices por siempre.

Relaciones de pareja

La cuestión es que no ha pasado ni 1 minuto y ya hemos fabricado toda una vida, con esa persona a quién hemos idealizado desde el primer instante, y de quien apenas sabemos su nombre y uno que otro detalle, que queda relegado a segundo plano, ante la avalancha de ilusiones que proyecta nuestra creativa mente.

Sin embargo y a pesar de ello, ya le hemos entregado nuestro corazón; y al hacerlo, toda nuestra energía se ha canalizado, hacia la culminación de ese sueño de amor, que desde ese instante, inconscientemente, se ha convertido en nuestro mayor objetivo.

La historia apenas empieza…

Sostenida más en ideales, que en realidades. Somos dos desconocidos en aras de conocernos; sin embargo, el deseo de causar buena impresión, oculta nuestro verdadero ser, dejando relucir lo mejor de cada uno de nosotros. Somos encantadores, comprensivos, pacientes, tolerantes, risueños, alegres y sobre todo, estamos dispuestos a todo.

Poco a poco vamos sintiendo la conexión, la familiaridad, la confianza… y empezamos a mostrarnos como en realidad somos. Además, van apareciendo las diferencias y con ellas la personalidad, los gustos, las preferencias, las costumbres y hasta los hábitos de cada uno… Al principio nos acomodamos, pero poco a poco vamos siguiendo nuestras propias tendencias, que en ocasiones chocan con las del otro. La cuestión, como dijimos antes, es que ya entregamos nuestro corazón…

Entregamos nuestro corazón antes de conocer a la persona, y antes de dar la oportunidad de que ella nos conozca a nosotros. Ciframos la relación en sueños, ilusiones y anhelos… un terreno frágil y desconocido, que poco a poco nos va confrontando con la realidad; una realidad que en la mayoría de los casos, es muy diferente a nuestro ideal, pero que aceptamos, con la esperanza inconsciente de que con el tiempo cambie.

Sufrimos… y creemos que es porque el amor causa sufrimiento. Hasta ese momento no nos hemos dado cuenta, de que sufrimos, porque vamos en contra de nosotros mismos, de lo que verdaderamente queremos y sobre todo merecemos.

Estamos “en-amor-ados”. Esto significa, sumergidos en el ideal de amor, que ha fabricado nuestra mente; y en ese “en-amor-a-miento”, que no es otra cosa, que la búsqueda del amor que anhelamos, nos engañamos inocentemente; y aún peor, engañamos al otro.

Ela mor es la esencia de la creación

El amor, jamás puede ser causa de sufrimiento; y no puede serlo, porque el amor es la esencia de la misma creación, es la fuente de la vida, del bienestar y de la felicidad.

Sin embargo, la falta de amor o desamor, si puede causar dolor y sufrimiento; y lo puede causar, al no corresponder a nuestras expectativas, a nuestros sentimientos, sueños e ilusiones.

Y aquí es importante comprender, que esta falta de amor, no es a propósito ni mal intencionada; simplemente es el resultado de otras expectativas, otros deseos y otras realidades, que en su momento no coincidieron con las nuestras, y que nosotros tomamos mal, pensando que son un acto de maldad; cuando no lo es.

Así es que sin profundizar más te pregunto: ¿Hasta ahora, te has identificado con lo que narra esta historia? Porque si es así, tenemos mucho por compartir, por explorar y comprender; porque tanto tú, como esa pareja que espera por alguien como tú, merecen ser felices y poder dar y recibir, lo mejor de lo mejor. ¿No crees?

Escríbeme y seguimos profundizando en el tema.

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