Qué cosita… ¡la gente no cumple!

Al parecer es un mal contagioso,
que repercute en contra
de los intereses de muchos.
Se va perdiendo la vergüenza,
y sobre todo la capacidad de planear
y organizar adecuadamente
las actividades.
Replantear esta conducta
y ponernos en los zapatos del otro,
nos permitirá valorar y respetar el tiempo.

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