Las personas capaces
de reconocer sus errores,
y sobre todo, de enmendarlos,
reflejan un espíritu sabio,
un corazón noble,
una personalidad estructurada
y una mente dotada de gran inteligencia.
Por lo tanto, al darme cuenta,
de que estoy en el camino equivocado,
corregir el rumbo, será lo indicado.