Escucha lo que dices,
y sobre todo,
observa la calidad de tus palabras;
porque a veces decimos unas cosas...
que dan mucho que pensar,
a los que las escuchan.
Ten en cuenta que lo que dices,
debe ser consecuente con lo que haces;
de lo contrario se vuelve bla, bla, bla,
palabras huecas y vacías
que no contribuyen a nada.