Recordar la vida,
los sueños e ilusiones,
penas y alegrías,
logros y desvelos,
de alguien que he amado,
es reconocer la huella
que dejó en mi corazón;
su amor y esas enseñanzas
con que marcó mi vida,
haciéndole parte de mí,
aunque ya no esté conmigo.