Observando mis pensamientos,
sentimientos y acciones;
y desechándolos,
si no contribuyen a construir algo en mi vida.
Me demoro un mes para obtener un salario
que en un segundo puedo gastar;
y lo mismo sucede con la vida:
me demoro mucho tiempo luchando,
por construir algo importante y valioso,
que puedo perder en un instante.
Por lo tanto, decido que mi vida
sea para construir y no para destruir.