El teléfono roto...

Era un juego muy divertido,
a través del cual, un secreto,
pasaba de boca a oreja rápidamente.
Lo interesante de este juego,
era que el mensaje final, muchas veces,
no tenía nada que ver con el original;
porque en el camino,
era totalmente tergiversado.
Esto mismo sucede con los chismes,
que son interpretaciones
tergiversadas y maliciosas,
de situaciones, circunstancias,
personas y relaciones,
donde en lugar de construir,
se pueden llegar a destruir.

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