Recuerda que no eres monedita de oro,
para caerle bien a todo el mundo;
y que aunque a veces te sientes infalible,
puedes equivocarte y fallar,
como todo el mundo.
Así es que suelta lo que te impide fluir,
y no te aferres a nada ni a nadie;
esa es la única forma,
de renovarte constantemente.