Paradójicamente,
la compasión proviene,
de haber vivido situaciones
difíciles y dolorosas,
que han implicado sufrimiento.
Experiencias,
que al ser vividas en carne propia,
nos permiten comprender lo que se siente,
y de esta forma,
comprender a la persona que lo siente;
ya que la compasión invita,
a ponernos en los zapatos del otro.