La realidad es que somos como somos,
podemos intentar manejar
nuestro carácter,
temperamento y personalidad
de una manera mejor;
pero en cualquier momento,
esas tendencias pueden salir a relucir,
causando dolor y tristeza
a quienes nos rodean.
Cuando alguien esté en esta etapa de crisis,
donde se vuelve osco y agrio,
no te expongas, lo más sano es retirarte,
y esperar a que la persona recapacite
y sea consciente de sus actos
y de tu actitud y ausencia.