Cuando no sepa qué hacer,
es mejor no hacer nada

Cuando voy por una carretera y encuentro niebla,
reduzco la velocidad y enciendo las luces.
Si la niebla es muy densa, detengo el auto,
y espero a que se aclare el panorama;
de no hacerlo, podría estrellarme contra algo,
o caer en un profundo abismo.
Lo mismo sucede con la vida;
así es que cuando no sepa qué hacer,
me moveré despacio, y si es necesario,
me detendré por completo y no haré nada;
pues podría causarme daño
o causárselo a alguien más.

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