Con intentarlo no pierdo nada

He aprendido a correr riesgos
y a enfrentar lo que parece imposible;
la fuerza que me impulsa,
es saber, que lo máximo que puede suceder,
es que me digan que NO;
pero... ¿qué tal que me digan que SI?
Con esa esperanza,
me lanzo al vacío de esta incierta aventura,
que generalmente me lleva a resultados,
sorprendentemente favorables.

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