Empezando por conocerme,
y en la medida en que lo haga,
iré apreciándome y valorándome.
Miraré lo bueno que hay en mí,
ya que si Dios es en mí...
¿Cómo no amarme?
Me ha dado la oportunidad de ser,
de existir, en forma única e irrepetible,
ya que no hay nadie como yo en el Universo;
jamás lo ha habido y jamás lo habrá.
Conocerme, apreciarme y valorarme,
me permitirá amarme como lo merezco.