Aprenderé a amar…
a pesar de todo

El amor de Dios,
es un amor a pesar de todo:
a pesar de que no le ame,
de que no le quiera conocer,
de que le tenga olvidado
y sólo le busque cuando lo necesito.
El amor de una madre
es lo más parecido a este amor,
ya que una madre ama a su hijo,
a pesar de que este sea bueno o malo,
bonito o feo... sano o enfermo.
Empezaré a amar, de esta nueva manera.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *