A veces las emociones afloran,
rompiendo el equilibrio,
y sumiéndonos en el caos
del dolor y el sufrimiento.
El mejor apoyo que puedes brindar,
es estar ahí para esa persona,
cuándo y cómo ella lo necesite;
escuchar con interés,
sin comentarios ni diagnósticos.
Comprender con el corazón
y no con la mente;
amar sin condiciones y con total entrega;
servir sin esperar nada a cambio;
y ser compasivo,
al ponerse en los zapatos del otro.