Aunque a veces no sea fácil,
¡no te des por vencido!
Recuerda que esto también va a pasar
y que aunque te sientas cansado,
triste, decepcionado y sin fuerzas,
Dios no te ha desamparado,
tampoco te ha abandonado;
está justo a tu lado,
pues te lleva cargadito,
mientras recobras las fuerzas
para continuar.