1- Para poder soltar algo
hay que saber de qué se trata

No puedes soltar lo que no sabes que tienes,
y menos, cuando ni siquiera sabes
dónde se encuentra,
ni en qué forma te está afectando.

Por lo tanto, para soltar algo,
primero debes saber de qué se trata;
y después de ubicarlo y determinar,
si es externo o interno,
evaluarlo, para decidir qué hacer:
si conservarlo o eliminarlo.

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