¿Te desvelas fácilmente?

Todos en algún momento,
pasamos mala noche
por algo que nos preocupa;
le damos vueltas y vueltas en la cabeza
y al final acabamos rendidos,
sin dormir, sin descansar,
y sin haber podido solucionar
la situación que nos aflige.
En estos casos,
no vale la pena mortificarte y desgastarte,
especialmente, cuando el problema
y la solución no dependen de ti.
Lo ideal es preguntarte:
1. ¿Esta situación la causé yo?
2. ¿Puedo hacer algo en este momento?
3. ¿Me corresponde solucionarlo,
o es responsabilidad de otra persona?
4. Preocuparme, mortificarme
desvelarme y desgastarme,
¿mejora o empeora las cosas?
Y ante esa respuesta, o ese SI o NO,
no solo se aclara el panorama,
sino también las responsabilidades.

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