La rigidez,
ya sea física, mental,
emocional o espiritual,
es una posición estática,
no adaptable al cambio;
lo que impide adquirir nuevas formas.
Tratándose de la personalidad
y del espíritu, esta rigidez,
impide alcanzar nuevas dimensiones
y planos de consciencia.
La flexibilidad por su parte,
es la capacidad de adaptarse al cambio,
a través del movimiento;
con el fin de adquirir nuevas formas,
y evolucionar;
dejar de ser, para ser algo más.
