Estaba en el parque
con mi nietecita de 5 años,
y encontramos a dos niños de 6 y 7 años;
lo extraño de esa situación fue,
que al parecer... la única niña era yo.
Mientras ella observaba sorprendida,
estos niños destruían
la magia de la infancia,
al no creer en ella;
ya que no creían en el Ratón Pérez,
ni en el niño Dios o en Santa,
no creían en las hadas ni en los duendes;
y todo porque sus papás les dijeron
que no existían.
Para mí existen,
porque en mi corazón de niña,
está su recuerdo
y la felicidad que me produjeron.
Y para ti... ¿existen?