Ser feliz a pesar de estar triste,
parecería una contradicción.
Sin embargo, como felicidad es Dios en mí,
no tiene sentido relacionar la felicidad,
con los resultados que obtenga en la vida.
Diferenciar, que cuando las cosas
resultan como quiero, me siento alegre,
satisfecho, realizado, pleno y contento,
me ayuda a comprender,
que feliz puedo sentirme siempre,
especialmente cuando las cosas
no resultan como quiero,
y estoy triste, decepcionado y frustrado;
porque es entonces,
cuando Dios está más cerca de mí.
