Porque la confianza proviene de la fe:
crees y por lo tanto, confías.
Cuando pierdas la fe, vuelve a creer,
porque solo así, volverás a confiar.
Creer es recuperar la esperanza perdida;
es aprovechar las oportunidades,
y restablecer la conexión con lo posible;
es volver a unificarnos,
en el amor y la unidad con el TODO.